
Una reflexión discursiva y con sentido.
La Comunicación es la estética de la convivencia. Humberto Maturana Romesín.
Todo lo dicho es dicho por un observador que puede ser él o ella misma. Escuela Matríztica de Santiago.
La Facultad de Comunicación Organizacional con énfasis en Relaciones Internacionales de la Colegiatura Colombiana plantea de entrada una propuesta distinta y bastante creativa: su apuesta por la comunicación organizacional y también su apellido de Relaciones Internacionales que nos sitúa en un contexto temporal y espacial diferente. De hecho, es el único programa de Comunicación en el país con esta propuesta.
Desde ahí, la mirada académica de la Facultad se proyecta y aterriza en el programa estratégico OTRO SENTIDO.
Nuestra propuesta de Facultad es creativa porque propone un cambio de mirada diferente a la tradicional, y a la manera cómo se han venido haciendo las cosas. La reflexión sobre lo comunicacional se plantea a partir de la necesidad de tener claridad desde dónde se aborda el proceso, como una manera de proyectar y articular estratégicamente un sistema de información y comunicación para las organizaciones. Nuestro referente fundamental tiene que ver con la Biología Cultural , enmarcado en las tendencias intersubjetivas que se plantean en el entorno contemporáneo y de las cuales también hace parte el pensamiento complejo. Desde ahí podemos deducir que Un observador distingue que hay Comunicación cuando ve coordinaciones conductuales en el flujo de las interacciones entre dos o más organismos. Ya no se trata de visibilizar al emisor, al receptor, al mensaje. Ni siquiera se trata de tener clara la intencionalidad del mensaje, pues el observador escucha solamente desde donde puede escuchar.
Desde esta perspectiva, es imposible esperar un resultado contundente o una meta clara alrededor del ejercicio comunicativo. La Comunicación planteada como la necesidad de proyectarse desde la claridad y la intencionalidad del mensaje, dentro de nuestra propuesta de Facultad, carece de sentido. Y carece de sentido, porque nosotros desde la misma Colegiatura hacemos una apuesta por lo humano, y al hacerla, nuestro punto de partida y nuestra invitación es a que consideremos lo humano como parte vital y esencial del mundo que vivimos. Y es precisamente desde ahí, desde donde el ejercicio reflexivo transforma la propuesta de la comunicación: lo biológico tiene que ver con la realización y la transformación del vivir, como condiciones fundantes de lo humano. Mientras que lo cultural hace referencia al curso que sigue el vivir según la forma particular de la manifestación de lo humano en redes de conversaciones. Desde esta perspectiva lo biológico-cultural tiene que ver con el entrelazamiento dinámico operacional-relacional de lo biológico y lo cultural en la realización y conservación del vivir humano. El abordar lo comunicacional desde uno de los principios rectores institucionales que es la apuesta por lo humano en el marco de la Biología Cultural, ya es una apuesta creativa única en el país y de gran proyección y potencia.
Es una propuesta de Facultad que propende por tener un hacer y quehacer en el mundo de las organizaciones, de manera tal que nuestros egresados puedan encontrar su lugar en el mundo laboral. Y es un lugar que se muestra desde otra deriva: la deriva de la transformación cultural entendida como un proceso de construcción colectiva (co-inspiración), en donde el requisito fundamental es la generación de confianza, de manera tal que se propicie un ambiente colaborativo en el entendimiento, que lleve a la acción. Todo proceso de transformación invita a un cambio. Nuestro programa propone un cambio hacia el bien-estar que se produce desde el respeto por sí mismo y por los demás; teniendo presente una postura ética en la que el individuo se hace cargo de que las consecuencias de sus actos no afecten o dañen a los demás. Requiere INSPIRACIÓN que se trabaja desde los discursos con sentido que se proyectan en metáforas, títulos poéticos y estéticos, el teatro y otras formas comunicativas diferentes a las tradicionales.
Vale la pena retomar el texto Microfísicas del Poder de Michel Foucault que bien podría ser un manual del ejercicio comunicativo desde otras estrategias diferentes. Todo para decir que para que PODAMOS VIVIR JUNTOS , es necesario desarrollar un ejercicio autónomo que nos permita tener claridades sobre lo que queremos conservar, pues de acuerdo con la Biología Cultural, todo cambia alrededor de lo que se conserva. Nuestra Facultad propone un ejercicio creativo en la manera cómo se nombra. Bien lo dice el profesor Maturana cuando insiste en medio de risas y de charlas que para que una cosa parezca distinta, tiene que nombrarse de otra manera. Esa es nuestra apuesta, la creación de un lenguaje propio que hable de lo humano en la vida de las organizaciones, que tenga poder transformador, tal como lo propone Habermas en su teoría de la Acción Comunicativa.
La Inspiración y la emoción van de la mano. Para que se produzca un proceso de transformación cultural es necesario que se genere y se invite a un cambio en la emoción. Esa es la razón por la cual los conflictos en las organizaciones no pueden resolverse desde la racionalidad o desde la violencia. Se resuelven en el ejercicio conversacional que invita a un cambio en la emoción y tiene que ver con lo humano. Desde ahí, todos los seres humanos tenemos exactamente las mismas posibilidades en lo biológico, pero solo estamos en capacidad de aprender lo que realmente nos interesa, pues ahí nos toca la emoción.
Lo biológico nos habla de la autopoiesis que se expresa y se evidencia cuando un observador distingue un proceso de transformación permanente y que exige una plasticidad conductual . La Comunicación también es un proceso autopoiético, se nos aparece, así como se nos aparece la vida misma. Nos sucede y cada cual lo vive de la mejor y única manera en que lo puede vivir. Esto también nos muestra que no es posible lograr fórmulas únicas y mágicas en el ejercicio comunicativo.
Nos habla de la necesidad de reflexión, de que cada uno de los seres humanos se comunique -porque además, no puede evitarlo-, en ese espacio relacional en el que se encuentra y en el que establece redes de conversaciones. Allí tenemos la posibilidad de establecer un punto de partida pero no un punto de llegada. Las metas se van dando, van apareciendo. Puede determinar propósitos, pero no considera las expectativas. Privilegia el encuentro con el otro como proceso. Lo importante es el espacio de conversación. Esta propuesta cambia por completo el panorama de la Comunicación Organizacional, pues considera que el comunicador se hace responsable de lo que comunica, pero no se hace responsable de lo que escucha el otro. No puede garantizar una escucha “objetiva”, pues cada quien escucha lo que puede escuchar. Que todos entendamos lo mismo de un mensaje, es imposible. Desde ahí, se vale que generemos espacios de conversación para que construyamos preguntas reflexivas, sin exigencias.
La invitación a la colaboración se da en la conexión, en la articulación, en la unión de fortalezas y competencias que propicien el bienestar general y colectivo.
Y desde ahí, es importante referirse al lenguaje, que surge en un espacio relacional, más no en la dinámica interna del organismo. Y por eso, las redes de conversaciones entrelazan el quehacer y las emociones.
Vale la pena considerar la distinción misma de las organizaciones que tiene que ver con las emociones y deseos en una dimensión estrictamente humana y no pertenece a la materialidad de los procesos productivos. Para que realmente pueda realizarse es necesario que exista un proyecto común que le haga sentido a las personas que la componen y cuya coordinación de coordinaciones de haceres y emociones la hacen posible.
La postura creativa de la Facultad de Comunicación Organizacional con énfasis en Relaciones Internacionales, está centrada en un asunto de fondo: su mirada comunicativa, su abordaje de la organización que tiene una incidencia directa en su concepción de las Relaciones Internacionales más allá de lo extranjero.
Implica el replanteamiento del quehacer del comunicador organizacional pues su responsabilidad de lograr que los flujos comunicativos funcionen, desaparece, surgiendo así la invitación a que lo humano pueda fluir sin esfuerzo en la colaboración, por el placer de estar juntos, porque nos hace sentido. Es un proceso de resignificación de sentires, emociones y de haceres.
BIBLIOGRAFÍA
ESTRADA, Ana María. OTRO SENTIDO: Podemos vivir juntos. Documento de trabajo. Facultad de Comunicación Organizacional con énfasis en Relaciones Internacionales. Colegiatura Colombiana. 2009.
FOUCAULT, Michel. Microfísicas del Poder. Ediciones La Piqueta. Madrid. 1993.
HABERMAS, Jünger. Teoría de la acción comunicativa. Madrid: Taurus. 1987. Vol 1. p. 123- 135.
MATURANA, Humberto. Transformación en la Convivencia. J.C Sáez editores. Santiago de Chile. 2007.
MATURANA, Humberto. Emociones y lenguaje. J.C Sáez editores. Santiago de Chile. 1990.
MATURANA, Humberto y DÁVILA, Ximena. El Habitar Humano. J.C Sáez editores. Santiago de Chile. 2008.
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